Hoy es el día y a las 16:00 es la hora: España se la juega con los suizos que lo mejor que tienen es el chocolate y los relojes, precisos y preciosos (por lo que cuestan) pero también tendrán su orgullo. Y allí está la cosa, que en un Mundial el orgullo, el pundonor, la gesta heroica se lleva mucho. Espero que los suizos ofrezcan un buen partido para que los nuestros se luzcan.
Esta mañana las calles están inundadas de una emoción que hace que parezca viernes. Es el día del partido y en las oficinas se preparan para regatear a los jefes, buscan por internet un portal que ofrezca el partido aunque sea en chino y muchos han pretextado médicos recogidas insólitas de hijos y hasta de sobrinos o simplemente han optado por la verdad: me quedo en casa para ver el partido. Algunos jefes, sabiendo lo que hay, están dispuestos a poner un televisor con el partido con tal de que no se les queden en casa los empleados y muchos de ellos han llegado embutidos (muchos no tienen los cuerpos de los jugadores) con la camiseta de la Selección para ir entrando en ambiente.
Las puertas de los colegios están teñidas hoy de camisetas rojas, de los números de Villa, Xavi, Casillas y nuestros demás héroes. Incluso he visto hoy alguna de las antiguas con el siete de Raúl que a muchos les parece que tendría que estar en esta Selección. Las ilusiones se desbordan y todos quieren que en medio de la que nos está cayendo que nos venga una buena noticia desde el Continente Negro aunque las cosas en materia social y política pintan de ese color nuestra realidad.
Muchas oficinas ofrecen a sus empleados ver el partido en su puesto de trabajo con tal de que no falten y muchos hoy han llegado al trabajo con la camiseta
Vicente del Bosque, ese hombre tranquilo y humilde, ha decidido con buen criterio enfriar la euforia sin enterrar las ilusiones. Muchos son los que ven a la gualdiroja campeona del mundo pero la verdad es que hay que ganar en el césped y la elástica tiene que ser sudada.
Visto lo visto hasta hoy España parece tener muchas posibilidades. Brasil incluso tuvo una primera parte muy pastosa y los norcoreanos les tuvieron arrinconados. Los portugueses empataron a cero y ni Ronaldo pudo hacer nada. Los nuestros tienen la oportunidad de hacer algo grande pero no debemos dejarnos arrastrar por la euforia.
Hoy toca ilusionarse y creo que esa es una de las grandezas del fútbol: consigue que la vida se detenga y que se proyecte sobre el terreno de juego. Allí podemos golear a las circunstancias, allí podemos encontrar esperanzas, allí en el césped está la lucha que sostenemos. Hoy España se detendrá y no será por una huelga sino por una juerga roja que si ganamos se va a extender hasta llegada la hora de la cena en la que pondremos el telediario y celebraremos otra vez la alegría o la derrota.
Para que la espera no se haga muy larga podemos ir leyendo “Cuentos de fútbol (Alfaguara, 1998) (yo tengo sólo el tomo 2) que Jorge Valdano selecciona y prologa. La literatura otra vez revolotea por la cabeza del futbolisto y le recuerda que cada partido es como un libro nuevo para leer. Nunca sabes cómo va terminar aunque el título te llame la atención. Espero que esta tarde nuestro libro partido tenga un final feliz.
Esta mañana las calles están inundadas de una emoción que hace que parezca viernes. Es el día del partido y en las oficinas se preparan para regatear a los jefes, buscan por internet un portal que ofrezca el partido aunque sea en chino y muchos han pretextado médicos recogidas insólitas de hijos y hasta de sobrinos o simplemente han optado por la verdad: me quedo en casa para ver el partido. Algunos jefes, sabiendo lo que hay, están dispuestos a poner un televisor con el partido con tal de que no se les queden en casa los empleados y muchos de ellos han llegado embutidos (muchos no tienen los cuerpos de los jugadores) con la camiseta de la Selección para ir entrando en ambiente.
Las puertas de los colegios están teñidas hoy de camisetas rojas, de los números de Villa, Xavi, Casillas y nuestros demás héroes. Incluso he visto hoy alguna de las antiguas con el siete de Raúl que a muchos les parece que tendría que estar en esta Selección. Las ilusiones se desbordan y todos quieren que en medio de la que nos está cayendo que nos venga una buena noticia desde el Continente Negro aunque las cosas en materia social y política pintan de ese color nuestra realidad.
Muchas oficinas ofrecen a sus empleados ver el partido en su puesto de trabajo con tal de que no falten y muchos hoy han llegado al trabajo con la camiseta
Vicente del Bosque, ese hombre tranquilo y humilde, ha decidido con buen criterio enfriar la euforia sin enterrar las ilusiones. Muchos son los que ven a la gualdiroja campeona del mundo pero la verdad es que hay que ganar en el césped y la elástica tiene que ser sudada.
Visto lo visto hasta hoy España parece tener muchas posibilidades. Brasil incluso tuvo una primera parte muy pastosa y los norcoreanos les tuvieron arrinconados. Los portugueses empataron a cero y ni Ronaldo pudo hacer nada. Los nuestros tienen la oportunidad de hacer algo grande pero no debemos dejarnos arrastrar por la euforia.
Hoy toca ilusionarse y creo que esa es una de las grandezas del fútbol: consigue que la vida se detenga y que se proyecte sobre el terreno de juego. Allí podemos golear a las circunstancias, allí podemos encontrar esperanzas, allí en el césped está la lucha que sostenemos. Hoy España se detendrá y no será por una huelga sino por una juerga roja que si ganamos se va a extender hasta llegada la hora de la cena en la que pondremos el telediario y celebraremos otra vez la alegría o la derrota.
Para que la espera no se haga muy larga podemos ir leyendo “Cuentos de fútbol (Alfaguara, 1998) (yo tengo sólo el tomo 2) que Jorge Valdano selecciona y prologa. La literatura otra vez revolotea por la cabeza del futbolisto y le recuerda que cada partido es como un libro nuevo para leer. Nunca sabes cómo va terminar aunque el título te llame la atención. Espero que esta tarde nuestro libro partido tenga un final feliz.
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