Me sorprende ver los colores de España por todas partes. Dice José Antonio Jáuregui en su excelente libro “España vertebrada” (Belacqva, 2004) que es el deporte, el fútbol de una manera especial, el que consigue que todos los españoles, de distintas regiones, sensibilidades y partidajes, se estén quietos bajo la enseña roja y gualda. De hecho “Manolo el del Bombo” anda por los anuncios de un restaurante de comida rápida bendiciendo bufandas con los colores de España. Todos locos.
La cosa no se queda allí. Hay quien te promete que si compras unos electrodomésticos y gana España, te los llevas gratis o si metes tanto dinero en una cuenta y La Roja se lleva el Mundial te ingresan no sé cuanto más. O son fanáticos convencidos del éxito o confían en que no ganaremos el Mundial.
Me preguntaba si la cosa es igual en otros países, por ejemplo Argentina. Tiene a Cortázar, a Borges, a Piglia y uno se esperaría euforia pero no desmesura. Resulta que Maradona, el técnico de la selección albiceleste, ha prometido que se quedará en pelota picada en el Obelisco de Buenos Aires si gana la Copa del Mundo. ¡Locos por el fútbol! ¿Hace falta? ¿Qué piensa el Obelisco o en su defecto el alcalde de la capital Argentina? Espero que las ganas de ver al “Pelusa” de esa guisa no estén detrás del ánimo resuelto de los jugadores argentinos. Messi seguro que pasa del tema ¿o no?
Pegatinas, camisetas, balones, bufandas, móviles y hasta las hormigas del programa de Pablo Motos se visten de este entusiasmo por la Selección que a veces no entiendo. Hasta los “Pelochos” se han sumado a la causa. Y Shakira también.
La colombiana canta la canción oficial del Mundial, el “Waka, waka” que a mí me pone nostálgico. Por allá por los ochenta, el merengue dio un vuelco al saltar al panorama musical un grupo dominicano compuesto sólo por mujeres, “Las chicas del Can”. Han dejado para posteridad grandes temas pero el que nos ocupa hoy tiene su guasa. La canción de marras se llama “El negro no puede” y ya me dirán ustedes cómo va uno a Sudáfrica, por muy Shakira que se sea, con semejante canción. Suena, eso sí, muy africana y es así porque el grupo dominicano sacó la canción de uno camerunés. Bendito fútbol que tantas cosas saca la luz.
La locura por el futbol ha inspirado a grandes escritores (otros locos de atar). Eduardo Galeano, Vázquez Montalbán, Villoro y qué decir de Sartre, Camus o Nabokov. Les ha inspirado grandeza, éxtasis, pánico ante la derrota, la alegría de la victoria, la épica de la lucha. Hay veces que en medio de tantas letras, de tantos trabajos e incertidumbres varias, el fútbol se convierte en un gran escenario del mundo, de la humanidad. De allí la locura, los colores y la fiesta: es la manera de vivir, como pasa con la literatura, unas vidas que no son nuestras.
Dicen los medios que España da miedo, es decir, la Selección, la Roja, que no cunda el pánico. Le metieron seis goles a los polacos que no tuvieron tiempo de nada. Cosas del fútbol. Buen juego, dominio desde el minuto quince según las crónicas y aquí paz y después gloria. Los lesionados marcaron, los que controlan el juego en el centro del campo funcionaron y la cosa se dio de cara. Estalló la locura, los nuestros por fin van de favoritos y papeletas tenemos para hacer Historia. En algún artículo he leído, incluso, que España ha recuperado “la fragancia de la Eurocopa”. ¿A qué huele el fútbol? y en concreto ¿a qué olía la pasada Eurocopa? Díganmelo ustedes. Que venga Patrick Süskind y lo vea (lo de la fragancia, digo).
La cosa no se queda allí. Hay quien te promete que si compras unos electrodomésticos y gana España, te los llevas gratis o si metes tanto dinero en una cuenta y La Roja se lleva el Mundial te ingresan no sé cuanto más. O son fanáticos convencidos del éxito o confían en que no ganaremos el Mundial.
Me preguntaba si la cosa es igual en otros países, por ejemplo Argentina. Tiene a Cortázar, a Borges, a Piglia y uno se esperaría euforia pero no desmesura. Resulta que Maradona, el técnico de la selección albiceleste, ha prometido que se quedará en pelota picada en el Obelisco de Buenos Aires si gana la Copa del Mundo. ¡Locos por el fútbol! ¿Hace falta? ¿Qué piensa el Obelisco o en su defecto el alcalde de la capital Argentina? Espero que las ganas de ver al “Pelusa” de esa guisa no estén detrás del ánimo resuelto de los jugadores argentinos. Messi seguro que pasa del tema ¿o no?
Pegatinas, camisetas, balones, bufandas, móviles y hasta las hormigas del programa de Pablo Motos se visten de este entusiasmo por la Selección que a veces no entiendo. Hasta los “Pelochos” se han sumado a la causa. Y Shakira también.
La colombiana canta la canción oficial del Mundial, el “Waka, waka” que a mí me pone nostálgico. Por allá por los ochenta, el merengue dio un vuelco al saltar al panorama musical un grupo dominicano compuesto sólo por mujeres, “Las chicas del Can”. Han dejado para posteridad grandes temas pero el que nos ocupa hoy tiene su guasa. La canción de marras se llama “El negro no puede” y ya me dirán ustedes cómo va uno a Sudáfrica, por muy Shakira que se sea, con semejante canción. Suena, eso sí, muy africana y es así porque el grupo dominicano sacó la canción de uno camerunés. Bendito fútbol que tantas cosas saca la luz.
La locura por el futbol ha inspirado a grandes escritores (otros locos de atar). Eduardo Galeano, Vázquez Montalbán, Villoro y qué decir de Sartre, Camus o Nabokov. Les ha inspirado grandeza, éxtasis, pánico ante la derrota, la alegría de la victoria, la épica de la lucha. Hay veces que en medio de tantas letras, de tantos trabajos e incertidumbres varias, el fútbol se convierte en un gran escenario del mundo, de la humanidad. De allí la locura, los colores y la fiesta: es la manera de vivir, como pasa con la literatura, unas vidas que no son nuestras.
Dicen los medios que España da miedo, es decir, la Selección, la Roja, que no cunda el pánico. Le metieron seis goles a los polacos que no tuvieron tiempo de nada. Cosas del fútbol. Buen juego, dominio desde el minuto quince según las crónicas y aquí paz y después gloria. Los lesionados marcaron, los que controlan el juego en el centro del campo funcionaron y la cosa se dio de cara. Estalló la locura, los nuestros por fin van de favoritos y papeletas tenemos para hacer Historia. En algún artículo he leído, incluso, que España ha recuperado “la fragancia de la Eurocopa”. ¿A qué huele el fútbol? y en concreto ¿a qué olía la pasada Eurocopa? Díganmelo ustedes. Que venga Patrick Süskind y lo vea (lo de la fragancia, digo).
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