Ignacio dejó pasar a un dependiente. Luego, una mujer sin dinero le pidió pasar. Hablaron los tres. Luego vino un asesino ilustrado y un escritor para instalarse en el mismo espacio e Ignacio, que es así, no era capaz de echar a ninguno. Luego resulto que el asesino ilustrado era el padre de la hija de la mujer sin dinero que se había metido con ella sin que Ignacio lo supiera. El profesor Souto, con el que tiene mucha confianza ultimamente, le dijo que dos o tres, que les separara.
Ahora Ignacio tienes dos microrelatos y una cena más que pagarle al profesor.
Ahora Ignacio tienes dos microrelatos y una cena más que pagarle al profesor.
Octava enseñanza: Muchos son los invitados, pocos los elegidos: no hay líneas para tanta gente. Tres no comen donde comen dos.