Por fin nos han dado la receta contra la crisis: el sentido del humor. Bueno. Hay que reírse mucho, es obvio, hacer lo que los psicólogos llaman “relativizar” o como decimos más a pie de calle “quitarle hierro al asunto”. Bueno. Me río.
Ahora bien, no es suficiente reírse, necesitamos soluciones que evidentemente no pasan por la risa floja, esa que tuvieron que forzar la comparsa de Zapatero después de su chiste ante los empresarios gringos. Tardaron en reaccionar, miren el video. El presidente cachondo es además muy optimista (la mayoría de los chistosos lo son). Dijo que España "quizás tenga el sistema financiero más sólido del mundo". ¡Chúpate esa! Pues nada, más risas. Sobre todo se tronchan Berlusconi y Sarkozy (sus amigos de risas).
Nuestro optimista irredento, de esos que se hunden con la patria en vez de intentar reflotarla, le dice a Rajoy que sea más cachondo como él, que esas bromas se las gastan los Primeros Ministros (que se fastidie Mariano que no es Primer Ministro ni nada y encima doble perdedor) y que evidentemente él no las entiende.
Pero el mejor chiste de estos días, de esos que remontan crisis económicas que da gusto, es uno que contó mi tocayo Pedro Solbes en el Congreso de los Diputados (Globo Media a cerrado contrato con el Estado español para retransmitir desde allí “El club de la comedia”): “nosotros nunca hemos negado la crisis”. Mi mujer Marga Collazo casi tuvo que llamar al SAMUR del “descojone” que me dio (todo esto en vísperas de nuestra boda es muy preocupante, lo digo por lo del des-cojone y la luna de miel). Pero una vez oído al cachondillo de don Pedro me he quedado más tranquilo, sobre todo con eso de que esta es la peor crisis que él ha visto nunca. Risas.
Pero hay un “mogollón” de gente que se “troncha”: el señor de la tienda de electrodomésticos de Getafe que ha tenido que cerrar después de veinte años de negocio, al igual que la mujer de la tienda de muebles y las fruterías de barrio. Unos cachondos todos. Se están “partiendo la caja” los padres que tienen que dejarse un riñón en libros este año o a los que les han denegado las ayudas de comedor por ser “ricos” (que me “mondo”). Otros graciosos son los parados que son gente de chiste fácil allí en las colas del INEM y los que están cayendo en la morosidad hipotecaria también son unos cachondos. Todos ellos viven en la “primera división” de la economía, la española, “la más sólida”, quizás, del mundo. O quizás no, cachondo.
Basta de risas y pongámonos manos a la obra (otros chistosos los de la construcción) con la economía. La risa que remedia muchos males, no reduce hipotecas ni da trabajo. A menos que decidamos escribir monólogos para políticos cachondos que nos matan de risa con sueños económicos a largo plazo, como Zapatero el cachondo, que vive en el País de la Maravillas sin Alicia ni conejo parlanchín. Los dos están el paro. ¡Qué risa señores, qué risa!
Ahora bien, no es suficiente reírse, necesitamos soluciones que evidentemente no pasan por la risa floja, esa que tuvieron que forzar la comparsa de Zapatero después de su chiste ante los empresarios gringos. Tardaron en reaccionar, miren el video. El presidente cachondo es además muy optimista (la mayoría de los chistosos lo son). Dijo que España "quizás tenga el sistema financiero más sólido del mundo". ¡Chúpate esa! Pues nada, más risas. Sobre todo se tronchan Berlusconi y Sarkozy (sus amigos de risas).
Nuestro optimista irredento, de esos que se hunden con la patria en vez de intentar reflotarla, le dice a Rajoy que sea más cachondo como él, que esas bromas se las gastan los Primeros Ministros (que se fastidie Mariano que no es Primer Ministro ni nada y encima doble perdedor) y que evidentemente él no las entiende.
Pero el mejor chiste de estos días, de esos que remontan crisis económicas que da gusto, es uno que contó mi tocayo Pedro Solbes en el Congreso de los Diputados (Globo Media a cerrado contrato con el Estado español para retransmitir desde allí “El club de la comedia”): “nosotros nunca hemos negado la crisis”. Mi mujer Marga Collazo casi tuvo que llamar al SAMUR del “descojone” que me dio (todo esto en vísperas de nuestra boda es muy preocupante, lo digo por lo del des-cojone y la luna de miel). Pero una vez oído al cachondillo de don Pedro me he quedado más tranquilo, sobre todo con eso de que esta es la peor crisis que él ha visto nunca. Risas.
Pero hay un “mogollón” de gente que se “troncha”: el señor de la tienda de electrodomésticos de Getafe que ha tenido que cerrar después de veinte años de negocio, al igual que la mujer de la tienda de muebles y las fruterías de barrio. Unos cachondos todos. Se están “partiendo la caja” los padres que tienen que dejarse un riñón en libros este año o a los que les han denegado las ayudas de comedor por ser “ricos” (que me “mondo”). Otros graciosos son los parados que son gente de chiste fácil allí en las colas del INEM y los que están cayendo en la morosidad hipotecaria también son unos cachondos. Todos ellos viven en la “primera división” de la economía, la española, “la más sólida”, quizás, del mundo. O quizás no, cachondo.
Basta de risas y pongámonos manos a la obra (otros chistosos los de la construcción) con la economía. La risa que remedia muchos males, no reduce hipotecas ni da trabajo. A menos que decidamos escribir monólogos para políticos cachondos que nos matan de risa con sueños económicos a largo plazo, como Zapatero el cachondo, que vive en el País de la Maravillas sin Alicia ni conejo parlanchín. Los dos están el paro. ¡Qué risa señores, qué risa!