
Cocaína, heroína y todas esas cosas comunes a la vida de Chet Baker me parecen muy bien pero hay que indagar más, las cosas no pudieron ser tan simples y vulgares. Hubo algo más, algo ocurrió aquel 13 de mayo del 88 en Amsterdam.
Llego tarde a su biografía, a su música, pero ya me tiene intrigado todo sobre él. Me parece, cuando le escucho, que tiene un don, que hacer música como la hizo él no se estudia ni se aprende, sensación que corrobora la lectura de su biografía. Además, crece en mí la fuerte sensación de que alguien por horribles e inconfesables motivos o sólo por piedad decidió empujarlo hacia el mito desde una ventana.
Escuché y vi en DVD una de sus últimas interpretaciones de My funny Valentine. Me deja conmovido el sudor de Chet, el sentimiento que imprime en su manera de cantar, sentimiento tan profundo como una despedida premonitoria. Busco más información sobre sus últimos días. Creo que está creciendo una obsesión sobre aquel último vuelo de Baker. Le preguntaré a Vila-Matas a ver si sabe algo.