Yo estaba tan tranquilamente escribiendo sobre el silencio, eran las 7:30 y fíjense por donde lo he tenido que dejar a un lado para montar una algarabía en mi blog y dejarme de tanta Literatura y de tanto Vila-Matas y de tanto Walser. Ahora se trata de la vida, de las cosas de verdad importantes, de la verdadera alegría de asistir al comienzo de una novela de la que seguro no leeré el final. Aquí no caben los microrelatos.
Hoy nacerá, posiblemente ya lo haya hecho, Álvaro, hijo de Kevin y Mariángeles, amigos de toda la vida. Nos sorprendió, qué casualidad, que el niño quisiera venir al mundo durante nuestra estancia todos juntos en casa de sus abuelos. Lo decidimos el miércoles pasado y le esperábamos para dentro de tres semanas. Álvaro rompió la noche de sueño con puertas que se abren, luces que se e encienden, un motor de coche que se aleja urgente en medio de la madrugada. Yo dormía en el salón de los abuelos de Álvaro que tiene nombre de noble y que seguro será un buen hermano menor. Su hermano mayor Javier exhibe esta mañana durante el desayuno una camiseta que dice “Big brother”. Está emocionado y pregunta por teléfono si nació ya “su” bebé. Seguro que será un buen hermano mayor.
Mi mujer, Marga Collazo, me pregunta con cara de emoción de madre que si estaré nervioso cuando me toque ser padre. Le contesté que lo más seguro es que sí porque ya me pongo nervioso con Lucía, que será hermana mayor pronto y Dios mediante, y que quiere por ahora un hermanito y no una hermanita. Veremos qué se puede hacer. Lucía siempre será para mi hija mayor aunque yo no sea su padre biológico. Cosas de esta vida moderna.
Aquí en Campo Real, la mañana huele a génesis, a arranque de novela, a nueva oportunidad. El futuro llega para quedarse, la aventura de una nueva vida se abre paso para protagonizar otro milagro de Dios y nosotros, ¡qué bien!, seremos testigos.
Yo vuelvo a ser tío postizo como lo soy de Javier. Ahora Álvaro va llenar nuestros brazos y a ocupar gran parte de nuestras oraciones. Así es la maravillosa vida de los tíos, postizos o no.
Saldré luego a dar un paseo hasta el hospital con mi mujer Marga Collazo y mi hija Lucía para ver a mi nuevo sobrino. Como Vila-Matas me persigue lo mismo aparece por allí y se lo presento. Me persigue porque estaba leyendo un cuento suyo cuando me interrumpieron por la espalda para darme la noticia del nacimiento de Álvaro.
Entro en su vida como se entra en un libro, seré un personaje, una escena quizás, pero entro en su vida con todos sus riesgos. Vila-Matas en su cuento sale de la vida de Marguerite como se sale de una frase. Espero que Álvaro no lo haga.
Hoy nacerá, posiblemente ya lo haya hecho, Álvaro, hijo de Kevin y Mariángeles, amigos de toda la vida. Nos sorprendió, qué casualidad, que el niño quisiera venir al mundo durante nuestra estancia todos juntos en casa de sus abuelos. Lo decidimos el miércoles pasado y le esperábamos para dentro de tres semanas. Álvaro rompió la noche de sueño con puertas que se abren, luces que se e encienden, un motor de coche que se aleja urgente en medio de la madrugada. Yo dormía en el salón de los abuelos de Álvaro que tiene nombre de noble y que seguro será un buen hermano menor. Su hermano mayor Javier exhibe esta mañana durante el desayuno una camiseta que dice “Big brother”. Está emocionado y pregunta por teléfono si nació ya “su” bebé. Seguro que será un buen hermano mayor.
Mi mujer, Marga Collazo, me pregunta con cara de emoción de madre que si estaré nervioso cuando me toque ser padre. Le contesté que lo más seguro es que sí porque ya me pongo nervioso con Lucía, que será hermana mayor pronto y Dios mediante, y que quiere por ahora un hermanito y no una hermanita. Veremos qué se puede hacer. Lucía siempre será para mi hija mayor aunque yo no sea su padre biológico. Cosas de esta vida moderna.
Aquí en Campo Real, la mañana huele a génesis, a arranque de novela, a nueva oportunidad. El futuro llega para quedarse, la aventura de una nueva vida se abre paso para protagonizar otro milagro de Dios y nosotros, ¡qué bien!, seremos testigos.
Yo vuelvo a ser tío postizo como lo soy de Javier. Ahora Álvaro va llenar nuestros brazos y a ocupar gran parte de nuestras oraciones. Así es la maravillosa vida de los tíos, postizos o no.
Saldré luego a dar un paseo hasta el hospital con mi mujer Marga Collazo y mi hija Lucía para ver a mi nuevo sobrino. Como Vila-Matas me persigue lo mismo aparece por allí y se lo presento. Me persigue porque estaba leyendo un cuento suyo cuando me interrumpieron por la espalda para darme la noticia del nacimiento de Álvaro.
Entro en su vida como se entra en un libro, seré un personaje, una escena quizás, pero entro en su vida con todos sus riesgos. Vila-Matas en su cuento sale de la vida de Marguerite como se sale de una frase. Espero que Álvaro no lo haga.
Postdata: Le vimos por fin. Nació a las 13:33 del 13 de septiembre. Un chico con números de carácter. Su madre estaba muy bien y su padre contento. Los abuelos de las dos partes estaban emocionados. Yo quise cogerlo y mi mujer Marga Collazo igual pero ya habrá tiempo. Su hermano Javier me mandó un recado para Álvaro: "nada". Tendrán toda la vida por delante para hablar.